Según un informe realizado por EY, España cuenta con el coste de redes de distribución eléctrica por consumidor más bajo en comparación a otros grandes países europeos. Llega a ser hasta más de dos veces inferior al de Francia o Alemania
El estudio, que abarca una comparativa global sobre la retribución del sector eléctrico en Europa, identifica que el coste por cliente y por kilómetro de línea en España es muy inferior al de países como Alemania, Francia, Italia o Reino Unido.
España tiene una de las retribuciones por cliente más baja en Europa
Mientras que en Alemania la retribución por cliente supera los 429 euros y en Francia los 409 euros, en España se sitúa en los 176 euros. Además, el ratio de ingresos por kilómetro de red y por megavatio de demanda máxima también es de los más bajos del continente.
El coste por cliente en otros países solo es inferior al de España en Portugal (con 155 euros) y Grecia (con 102 euros). La retribución por cliente más alta se da en Noruega (con 1.349 euros), Suecia (893 euros) y Dinamarca (746 euros), y la media del conjunto de países se queda en unos 436 euros.
El estudio de EY también identifica aquellos países con más de 10 millones de clientes, entre los que España se sitúa a la cola en coste, con esos 176 euros, por detrás de, además de Alemania y Francia, Reino Unido, con 231 euros; e Italia, con 185 euros. La media para este grupo de países del coste por cliente se sitúa en los 286 euros.
Además, el ratio de ingresos por kilómetro de red y por megavatio de demanda máxima en España también es de los más reducidos del continente, lo que pone de manifiesto la eficiencia de la red.
Propuesta de mejora del modelo de retribución de la distribución eléctrica
La pasada semana, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) abrió una segunda consulta pública sobre el modelo de retribución de la distribución eléctrica, para ajustar su propuesta al nuevo contexto de planificación nacional de las redes, abriendo así la puerta a una mejora con respecto a la propuesta anterior.
Este paso dado por el regulador se produce después de que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico iniciará la fase de audiencia pública de la propuesta inicial de desarrollo de la red de transporte de energía eléctrica con horizonte 2030, que prevé una inversión de unos 13.600 millones de euros hasta el final de la década para el refuerzo de las redes nacionales.
Esta segunda audiencia de la metodología busca mejorar la propuesta inicial, que se complementará con las medidas adicionales relativas al opex y al capex, que previsiblemente serán incluidas en las alegaciones del sector eléctrico.
El pasado mes de junio, la CNMC ya propuso establecer la tasa de retribución financiera para la actividad de distribución eléctrica en el 6,46% para el periodo regulatorio 2026-2031, lo que supone un incremento respecto al 5,58% aplicado en el periodo anterior. Sin embargo, este porcentaje es considerado insuficiente para las compañías eléctricas si lo que se busca es incentivar la inversión en redes eléctricas.
Hace falta más inversiones para atender la demanda energética actual
El sector eléctrico ha defendido que no tiene sentido contener los costes, precisamente en un momento en el que son necesarias inversiones para poder atender la demanda que se quiere conectar.
Se estima que la red no puede seguir en estos niveles y los nuevos mapas de capacidades eléctricas lo están demostrando. Los datos publicados por las distribuidoras en septiembre señalaban una saturación del 83,4% de los nudos de la red de distribución. En la actualidad ya se supera de forma clara esa cifra, lo que impide conectar nueva demanda eléctrica en la mayoría del territorio nacional.
Este colapso afecta sobre todo a la industria y a los grandes proyectos, que ven bloqueadas sus inversiones por la falta de puntos de acceso. De hecho, solo el 10% de las solicitudes industriales de conexión han sido atendidas, mientras que el resto se rechazan o quedan en espera, paralizando proyectos por valor de hasta 60.000 millones de euros.
Esta saturación de la red no solo limita la instalación de nuevas industrias, centros de datos o infraestructuras clave para la electrificación, sino que también afecta al crecimiento económico y la competitividad de España.